No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia, señor Trump. No es más sabio el que más sabe, sino el que más y mejor enseña. No es más rico el que más tiene sino el que mejor reparte. No es más sano el que mejor se cuida, sino el que mejor cuida. Como toda su doctrina y la de sus socios tecnócratas está pensada para engañar con mentiras, medias verdades y engaños. Y lo malo es que se lo cree. Mírese el cerebro en un psiquiatra y póngase delante del espejo, después de invitar a comer y pasar una semana con una familia de emigrantes que lo único que quieren es trabajar y vivir en paz lo más posible con su familia. Usted y sus colegas viven fuera del sentido común y quieren imponer su mal entender egoísta al resto del mundo. Usted que tanto alardea de sentido común, vaya a casa de un obrero y esté con la familia una semana. Mírese al espejo y comprobará el verdadero sentido común, que no es el mismo que el de los magnates y millonetis de los que se ha rodeado o le han rodeado, y no morirá como muere todo el mundo: cuando le toca; tal vez como el sheriff malo del condado, acribillado de palabra por cualquier científico del Polo. Eres el peligro.
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