En el mundo del arte persiste una visión preconcebida del papel de la mujer: a menudo, el hombre crea y la mujer inspira; el hombre dirige y la mujer pone rostro al proyecto.
En la industria musical, este patrón se repite constantemente. Durante décadas, las mujeres han sido relegadas a cantar canciones, muchas veces ni escritas por ellas mismas, que han sido producidas, en su mayoría, por hombres. Detrás de la mesa de mezclas, en los estudios de grabación y en los cargos más importantes, el número de mujeres ha sido históricamente limitado.
Hoy muchas mujeres están luchando para cambiar esta narrativa, buscando ser reconocidas como productoras, ingenieras de sonido y creadoras completas. Sin embargo, su camino sigue siendo más difícil: la industria musical, como tantas otras, sigue dominada por hombres. Esto no se debe a una falta de talento, sino a prejuicios y a una clara desigualdad de oportunidades.
Es urgente que rompamos con esta dinámica. Necesitamos valorar y apoyar a las mujeres en todos los roles de la industria musical, para que ser productora, ingeniera o directora deje de ser la excepción y se convierta en la norma. Es hora de que las mujeres sean protagonistas tanto delante como detrás de los proyectos musicales.
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