Siempre que el PP se ve acorralado por la mala gestión de una crisis, o al ser pillado con las manos en la masa, utiliza su patética y única defensa: mentir, no dimitir, no aceptar su responsabilidad, cargar sus culpas en los demás -todos menos ellos- y enfangar.

Ya son tantas veces que el retrato es nítido. Baste recordar el 11-M -“ha sido ETA”-, el Yak-42 -ocultar información a las familias y premiar a los responsables-, el Prestige -“solo son hilillos de plastilina”-, el mMetro de Valencia -desaparición de pruebas transcendentales-, el Madrid Arena -“el aforo era el adecuado”-, las 7.291 muertes en residencias de mayores -“se iban a morir igual”-, la Gürtel -“esto es una trama contra el PP”-… y la dolorosa gestión de la dana -“todos en su sitio desde el primer minuto, nadie nos alertó”, que incluso pone en riesgo la conformación del futuro Gobierno de Europa.

Son auténticos incompetentes, además de mentirosos, manipuladores y conspiradores. Lo malo es que la gente engañada les sigue votando. ¡Así nos va!

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