Según la zona por la que vivas, en cualquier pueblo o ciudad, habrás pisado una mierda de perro en algún momento de tu vida. La culpa, claro, no es del animal, a quien han enseñado a hacer sus necesidades en la calle. Lo que debe saber el dueño o la dueña de ese perro es que la educación y el civismo no son solo palabras, están ahí para algo. Al final, con multas o sin multas, sigues encontrando mierdas en la calle, en aceras, en zonas de hierba...
Pero no está todo perdido, porque son más las personas que tienen mascota y que sí recogen la caca de sus perros en la calle. Ahora también hay que limpiar la orina. No cuesta tanto y son solo dos palabras: civismo y educación. Ah, y respeto.