Las que va a publicar el emérito, previo cobro de una buena pasta por parte de la editorial, contándonos su económicamente precaria niñez en un chaletón de Estoril, donde en vez de cuatro mayordomos solo pudo tener uno, el pobre. Este fue el origen de su amor por el dinero. Como en su adolescencia no se comió un rosco se desquitó en su madurez, disfrutando de una numerosa relación de amantes, cuyos silencios se pagaron con nuestros impuestos. Nos contará su contribución a la democracia abortando el golpe militar del 81 y se callará que quienes lo pararon fueron sus amigos banqueros a quienes un gobierno de militares frenaría sus florecientes negocios. Por eso, al único rey que reconocemos en mi pueblo es a Makuo I, rey vikingo que fundó Elantxobe allá por el siglo VIII ( versión libre de la historia contada por mi aitxitxe en algunos días de invierno junto al calor de una cocina de leña y un vaso de vino). Por todo ello, los makueses, gentilicio de los originarios de Elantxobe, no compraremos el libro del emérito.
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