Cuando este pasado domingo celebramos el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, está sociedad nuestra, tan “avanzada” en algunos lugares del mundo y paradójicamente, pobre y retrasada, en otras partes, recordamos, la importancia y atención que deberíamos darle, a la ciencia y a las mujeres científicas, y esas niñas, que en el futuro, quieran seguir sus “pasos,” de las célebres y reconocidas, y esas otras que calladamente, desarrollan sus carreras, quizás sin tanto reconocimiento, y con sacrificados recursos. Es creo de público conocimiento, que las mujeres científicas, tienen becas bastantes más modestas, que sus colegas masculinos, y muy poquitas, figuran en sociedades o academias científicas de sus propios países. Por eso, incido en la necesidad que, tengan las mismas oportunidades y recursos, del género masculino. Esa igualdad de la que tanto hablamos, y deseamos, se traslade igualmente como digo, al “campo” de la ciencia, no solamente, en ese mundo afortunado, también en el pobre y retrasado; que nos concienciemos, que deben existir, los mismos recursos y oportunidades, para esas mujeres de un lado u otro, que quieran emprender, una carrera y vida en la ciencia, abriendo el camino, a las generaciones venideras, que vendrán después.
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