Zona de interés podría verse como la representación cinematográfica de la banalidad del mal de Hannah Arendt. El recinto de muros en el que vive la familia del comandante del campo de concentración de Auschwitz, muestra una atmósfera color ceniza, que se contrapone con los vivos colores del parterre. Los gritos de los niños en la piscina, los ladridos del perro que corretea feliz, camuflan pero no ocultan el sonido incesante de un crematorio abarrotado de cuerpos sin rostro. Personas temiblemente normales se enmascaran en la sistematización de actos temiblemente atroces, que bajo el odio se ensañan en una rutina anormal. Los eslabones que en silencio permiten que se cometan los actos son también agentes del mal. Los cuatro meses de barbarie en Gaza no deberían caer en la cotidianidad para todas aquellas que desde fuera seguimos la atroz realidad, los eichmanns no deben de ser ignorados, tienen que ser juzgados
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