Hay una gran preocupación de que nuestros menores tengan acceso al porno, a través de sus móviles, y no es para menos, por el trauma tan grande que ello le causará. Hoy con los avances, algunos increíbles, con los que están dotados estos ingenios, no parece tenga que ser difícil eliminar la aplicación del porno. Pagar una factura con el reloj que lleva uno en la muñeca, después de ir nadando con él, hasta un punto que hay un chiringuito. Enviar una foto, en tiempo real, a Tailandia. O llevar un GPS en el móvil, que te va a llevar donde le pidas, o un sin número de aplicaciones, que no tenemos espacio para enumerar, hacen deducir que no tenga demasiada dificultad eliminar el porno. Estamos tardando demasiado en ello, y acarreando serios problemas, cuando lo más bonito del sexo es ir descubriéndolo poco a poco. Una llamada a la inteligencia artificial, si fuera preciso, porque el tema es muy urgente.