Deuda ecológica
Creo que es urgente acabar con los daños ecológicos y crear otro modelo de ecodesarrollo que armonice producción, naturaleza y el estado de vida que llevamos. Todos estamos a favor de la eliminación de gases destructores de la capa de ozono, de detener la deforestación del planeta, de buscar energías alternativas, renovables; así como de ampliar la agricultura ecológica. Entiendo que el Gobierno vasco va señalando y dando pasos por el buen camino: cambiar los modelos de consumo y cuidar el uso del agua, que preocupa por su escasez. Algunas veces pienso que existe como un racismo ambiental en el que hacemos que los países del Sur se conviertan en vertederos de lo tóxico del Norte. Pero no solamente todo esto es problema de los Estados y de nuestros ayuntamientos. ¿Nosotros como ciudadanos ponemos de nuestra parte el cuidado, el cariño que nos corresponde para que las calles, plazas y playas estén limpias, libres de plásticos, de colillas y otros residuos? Ecología no significa “antiprogreso”, sino progreso realizado con sensatez. Nuestro patrimonio natural es muy valioso. Si no lo protegemos, podemos acabar con él y nosotros en ello.