Muchas veces tengo la sensación de estar viviendo dentro de una película de cine con personajes de guion de terror, de melodrama, de revista barata de amor, moda y esperpentos, dentro de una canción de perreo o simplemente de desnudo y cachondeo. Un peliculón de fondo amarillo brumoso. El jefe de los comandos de mercenarios rusos muerto en un avión un mes después de amenazar al Kremlin, ahí es nada, amigo del presidente de Rusia, que fue jefe de la KGB, servicios secretos rusos y estos, además de matar sin que casi se note, no perdonan que alguien vaya contra ellos. El esperpento del expresidente de USA Trump fotografiado en una cárcel de Georgia. Y suma y sigue en África, Sudamérica, Europa y Estados Unidos, sin contar a China e India, que a estos hay que darles de comer aparte. El negocio del deporte, del divertimento, de la guerra y del rezo. Todos estos son los que se compran aviones, yates y mansiones. Sin contar las ridiculeces locales. Menos mal que nos queda el consuelo de que esto es lo que se ve. Pero lo que no se ve es mucho mayor y de más millones de personas, las comidas, las miradas, las sonrisas y los abrazos.