“La Diputación de Guipúzcoa pone a prueba un nuevo modelo innovador de residencias de mayores para atender mejor a este colectivo: unidades de convivencia de tamaño reducido, cuidados centrado en las necesidades específicas de cada persona, zonas comunes, incluyendo cocina o comedor…”. Toda mejora estará bien, ¿cómo no? (Nuestra ama murió sola en una residencia de ancianos de la zona), siempre que cumpla la finalidad de cuidar (cuidarnos) bien a las personas mayores. Pero nos olvidamos de explicitar lo fundamental: la necesidad que la persona tiene (tenemos) de dar y recibir amor en el día a día. Cualquier sistema que organicemos, por muy bien pensado que esté, fracasará (antes o después), si falta el amor. Cualquier sistema que organicemos, triunfará si hay amor. No nos podemos librar de ello, el amor no se suplanta, se da y se recibe, y la persona tiene esa necesidad, como seres humanos que somos.