Lo que me emociona de los trenes es el hecho de que encarnen una conexión entre lugares variados, siempre que quepan en los túneles, naturalmente… Una treintena de trenes nuevos tenían que conectar Asturias con Cantabria pero las autoridades que gestionan la cosa se han dado con los túneles en las narices: no caben. Suena a Pepe Gotera y Otilio, pero son Renfe y Adif quienes tendrán que explicarlo. Revilla dice que rodarán cabezas. La del peculiar presidente de Cantabria está insegura… Veremos. Nadie sabe cuándo se corregirá el sindiós, pero 258 millones de todos, ya están en la basura… Al menos en esta ocasión, la burrada no ha costado víctimas. Porque hablando de víctimas e insensatez, conviene no olvidar el descarrilamiento de un tren Alvia en 2013 en las afueras de Santiago de Compostela, que acabó con 80 personas. La popular Ana Pastor y el socialista José Blanco dirigían el Ministerio de Fomento cuando se rebajó la seguridad en el tramo del descarrilamiento. Ambos se desvincularon de cualquier responsabilidad, pasando el marrón al maquinista, subordinados y técnicos. “Había que inaugurar la línea antes del cambio de Gobierno. Todo estaba adulterado y comportaba riesgos que, fatalmente, se tradujeron en accidente”, afirmaba el técnico de Renfe Operadora José Valdivielso. Dirigentes y su famoso ojo de buen cubero. Patético…