Con estas líneas me gustaría dirigirme al director provincial de la Seguridad Social, a aquel que firma las cartas de altas y bajas en la Seguridad Social. A aquel que pone el nombre en las cartas de altas. A aquel que pone el nombre en una valoración que jamás ha realizado; una valoración que no realizan especialistas; una valoración absurda que solo busca la incorporación al trabajo, en ningún caso la curación, y menos el cuidado de la salud mental. La salud mental no cuenta, no importa y no se valora adecuadamente. ¿A qué estamos esperando para tomarnos en serio este tema? Quizás estén esperando a que se llegue al límite, al final, a un final sin retorno. Entonces igual, pero solo igual, empiecen a valorarlo. Empecemos a movernos para que la salud mental cuente.
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