Este 8-M se lo dedico a madres y abuelas. Mujeres que sufrieron una guerra, una posguerra, una dictadura. El sistema patriarcal más bruto. Eran amas de casa pero no eran dueñas de nada. Ni siquiera de su tiempo porque lo destinaban al cuidado de su entorno. Quitarse de ellas. Entregarlo todo. Sin remuneración. Sin reconocimiento porque era lo esperado. Sacrificio y sumisión bajo el prisma católico. Fueron golpeadas, ultrajadas y asesinadas porque el cuerpo de las mujeres siempre es territorio de invasión y conquista. En la guerra y en la paz. Y aun así han seguido cuidando de la vida con coraje, sacando pecho, amamantando un futuro mejor para olvidar su árido presente. No tuvieron tiempo para buscar la felicidad; si se les cruzó en el camino, afortunadas, si no a seguir peleando con su destino. Mujeres bandera. Mujeres de cuidado. Fue una generación de hierro que nos crió para que no fuésemos una generación de cristal. No les defraudemos.
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