Estúpida guerra
"Cuando estalla una guerra, las gentes dicen: Esto no puede durar, es demasiado estúpido. Y sin duda alguna, una guerra es evidentemente demasiado estúpida, pero eso no impide que dure. La estupidez insiste siempre, uno se daría cuenta de ello si uno no pensara siempre en sí mismo". Este es uno de los pasajes de la novela La peste obra del escritor francés Albert Camus, todo un alegato, alegoría y reflexión sin duda, contra la barbarie de la guerra y el egoísmo del ser humano, que busca siempre o casi siempre su propio beneficio. Nos retrata en ese lado alegórico una Francia ocupada por el nazismo, con todo su alcance asesino y la resistencia a esa ocupación. A lo largo de la historia de la humanidad y desde que tenemos constancia, siempre han existido guerras y conflictos, batallas y luchas por el poder y la gloria. Tenemos ahí las más recientes narradas casi al milímetro, guerras ultramodernas, si cabe todavía más crueles y retorcidas, dirigidas desde algún confortable despacho. Todas ellas, las pasadas, las presentes y -quisiera equivocarme- las futuras, son estúpidas y egoístas como nos describe Camus, buscando solo el beneficio de unos pocos. Quiero pensar que todavía queda un poco de esperanza para la humanidad, que no vengan más guerras estúpidas y egoístas y nos quedemos con esta reflexión a la que nos invita también Camus: sobre la importancia de los libros, de saber, de conocer, de entenderse, de leer bien las señales, de aprender y de la importancia de hablar por los que no tienen voz.