Con la globalización nos han llegado nuevas formas de ensuciar las ciudades. Ahora ya no solo se tira la porquería al suelo, sino que muchos tienen la costumbre de colgarla de los arboles, pegarla en farolas y paredes, incrustarla en setos y macetas, depositarla sobre bancos públicos y cornisas en lonjas y pisos bajos, etc. El interés es depositarla en lugares cuanto más altos mejor y a la vista. Como nuestros barrenderos se dedican exclusivamente a barrer (el suelo) quizá por no tener la capacitación reconocida y estar a la espera de que se les reconozca esa nueva labor de limpieza y los emolumentos extras correspondientes, no hacen nada por retirar la nueva basura que queda ahí por días hasta que alguien la deposita en la papelera mas próxima. Se supone que esto no ha pasado desapercibido a nuestros servicios de limpieza pero como en otras muchas cosas nadie hace nada por solucionar el problema.