Cuando escuché por primera vez que el mayor problema y rémora democrática de este país no es el franquismo sino el PSOE, me pareció un exceso. Hoy, y repasando su biografía política desde el 78... me reafirmo en ello. La versión que vienen dando los medios de comunicación sobre las razones de la fallida investidura de Pedro Sánchez en su doble juego de pretender tapar dos cabezas a la vez con una sola boina, es muestra de piña en nuestra fallida democracia. Para quienes de las crónicas políticas en prensa sabemos leer lo “escrito” entre líneas, pocas dudas nos cabe de que toda esa escenificación por parte del candidato a presidente, una y otra vez era desenmascarada por un hábil Pablo Iglesias en su jugada de pedir cartas una y otra vez, a pesar de que traten de confundirnos destacando su desmedida ambición personal. Pues sí, mucha, siendo la principal poder presenciar in situ lo que en ambitos institucionales íntimos deciden con ocultación o segundas lecturas para la prensa, los asuntos gordos del país como es el Consejo de Ministros. Eso para lo personal. Para la plebe que le denigra hasta esa parte del pueblo que si le cree, presionar internamente al futuro gobierno a exigir a los partidos constitucionalistas, obligarse a exigirse cumplir la Constitución. Progresivamente violada, exigir cumplir los artículos que garantizan el bienestar, seguridad, integridad, igualdad y habitacionalidad de toda la ciudadanía, recogidos en el artículo 17, 31, 47, 50, 128, 150. En particular el punto 32 del silenciado artículo 149, siendo junto a la modificación del 135 y la aplicación del 155, quien mayor desarmonía y quebranto socieconómico y sociopolítico respectivamente han causado en esta década que acaba. Así, señor Sánchez, aplíquese solo en esto y su programa de gobierno será bien acogido por la inmensa mayoría... El PSOE nos lo debe.