Así de claro y así de rotundo me declaro. Conmigo que no cuenten. Estamos un poco hartos de ver desfilar día sí y día también a los parlamentarios de segunda fila enzarzándose en soliloquios políticos para no decir absolutamente nada o sino repetir lo del día anterior. ¡Ya está bien! De jugar con la ciudadanía y luego bajo manga se cobran sus suculentos sueldos sin haber dado palo al agua. ¡Esto no es de recibo! Así que tomen nota. Conmigo que no cuenten para depositar de nuevo un voto. Luego resulta que además hacen lo que se les pone y se les antoja. Vean si no al señor Maroto, sin escaño, sin suficientes votos, se va de rositas a una nueva tierra, se empadrona, mejor que un inmigrante y adquiere su marchamo de senador. Ver para creer. Aquí en Euskadi andamos corriendo para ver si conseguimos acabar el tren de alta velocidad, que a la velocidad que lleva pueden darnos muchas legislaturas por delante y tal vez entre el trío de Andalucía en el Gobierno de la nación y nos quedemos con un palmo de narices.