No comprendo por qué cuando enviuda una mujer, la modesta pensión del SOVI a la que tiene derecho es incompatible con la de viudedad que le corresponde por fallecimiento del marido, limitándole el importe de las dos pensiones a un máximo del doble de la pensión mínima de viudedad. Resulta canallesco, injusto y desproporcionado, que los expresidentes de Gobierno y algunos autonómicos, cuando dejan de ser presidentes, les quedan además de otros beneficios, gabelas y prebendas, una pensión vitalicia compatible con otros ingresos del Estado. Esta ignominia que sufren muchas mujeres al quedarse viudas, según mi modesta opinión, es violencia económica contra la mujer.