La actual realidad plurilingüística y cultural estatal quedó reconocida por la Constitución de 1978. La misma establecía que diversas autonomías que contaban con propia lengua fueran calificadas como cooficiales. En consecuencia, se consideraba y definía a cada una de las autonomías de nacionalidad. Por lo tanto, tendríamos que admitir y caracterizar como nación de naciones. Así, se institucionalizaban el euskera en el País Vasco; el catalán en Catalunya, Islas Baleares y País Valenciano; el gallego en Galicia. Igualmente, se tenía en consideración al bable en Asturias; el aranés -influencia del catalán- en Valle de Arán; aragonés... El idioma gitano caló no es oficial en ningún país.
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