En esta España de todos los demonios como la llama el poeta Jaime Gil de Biedma, Billy el Niño, policía torturador, el crimen más cobarde que hay y el médico Vela, ladrón de niños recién nacidos a sus madres para venderlos, el crimen más repugnante, inhumano y antihumano, están tranquilamente paseando por la calle porque sus asquerosos crímenes han prescrito.
Mientras siguen presos sine die, políticos pacíficos y pacifistas y los chicos de Alsasua llevan más de 700 días en la cárcel por una trifulca de taberna. ¿Estará esperando la Justicia a que sus supuestos delitos también prescriban para soltarlos? Simplicius pregunta una vez más: ¿Cuándo nos largamos?