A finales del recién acabado año 2017 nos advirtien de que no queda más remedio que una inminente subida de la luz a consecuencia de una sequía brutal y escasez de vientos. Un par de meses después, nos vemos con unas nevadas e inundaciones poco esperadas y con alertas de viento y oleaje de varios colores. ¿Nadie tiene nada que decir, ahora?