Es triste la poca imaginación de la gente, que ignorando la evidente riqueza del idioma castellano, es incapaz de expresarse sin tener que apoyar sus palabras en la diversas expresiones estereotipadas, que las formas de hablar van acuñando. Entre ellas hay dos que, en opinión de Simplicius, son absolutamente insoportables. La primera de ellas, que afortunadamente se oye cada vez menos es “y punto”, con la que terminan sus disertaciones los que se creen poseedores de la verdad absoluta y que con lo dicho por ellos se ha definido incuestionablemente y para siempre el tema tratado. Es una majadería prepotente que lo único que define es la estupidez de los que la emplean. La segunda “de p? madre” es mucho más repugnante que una solemne grosería, es una grave injuria a una de las funciones humanas más sagradas, acaso la más sagrada, la de la madre, Y por mucho que digan que su sentido no es ese, que se trata solamente de una expresión al uso que no quiere decir lo que dice, sigue siendo un asqueroso insulto a lo más noble y digno de respeto de este mundo, al tiempo que la triste constatación del bajísimo grado de cultura del país. Y desgraciadamente cada vez se oye más.