Para avanzar hacia nuestros sueños, antes de nada, deberemos vaciarnos de lo que nos sobra, de todo aquello inservible que cargamos inútilmente a nuestras espaldas, de eso que el psicoanálisis llama “el otro” y nos desvía de nuestro propio camino.
Verán que me estoy refiriendo a sueños individuales, no colectivos, siguiendo a tal o cual político, economista o “salvador” de turno, como nos enseñaron a pensar desde los viejos paradigmas, esos “odres viejos” a los que se refiere Jesús cuando advierte de no meter en ellos el “vino nuevo”, para que no se estropee. Y que nadie piense con esto que estoy diciendo que estoy haciendo una llamada a la subversión, o a pelear contra autoridades, Iglesias, Estados, o cualquier otra forma de poder. Para nada. A lo que me refiero es a sacarlos del papel de paradigma, de aquello que nos dicta lo que es posible o no, podemos hacer realidad o no.