Da la impresión -viendo la cantidad de seguidores de Donald Trump- que la sociedad avanza como el cangrejo, confiando en poderes carentes de ética que pensamos son los que pueden mantener esta “sociedad del bienestar” que llamamos. Es decir, seguimos confiando las soluciones a los “expertos” políticos, economistas, etc... ¡Ojo!, que no niego absolutamente sus soluciones, sino simplemente las coloco en el lugar desde donde vienen: desde fuera. Que, por cierto, nos han llevado a cotas muy altas de desarrollo, sí, pero me temo también alejado de nosotros mismos. Es el desde dónde hacemos las cosas el que se nos escapa, porque no somos quienes marcamos la pauta -yendo a votar por ejemplo, como nos dicen-, sino el “otro”, u “otros”, si quieren.

Entiendo que desde dónde hacer las cosas y hacer realidad nuestros sueños, y salir de la hipnosis colectiva, debe atender antes que nada a lo individual, a un compromiso personal por despertar del sueño. De un sueño que, para muchos, se ha convertido en pesadilla.