Paseando despacito iba, dándole vueltas a la olla a diversos temas, cuando me ha venido una idea. Me ha sacudido además, como una especie de chispazo: somos, los seres humanos comunes, rumiantes, pero no como las vacas, sino que rumiamos ideas que acuden, nadie sabe de dónde, a nuestras cabezas y se repiten y repiten. Eso que llamamos “mente”. Que no equivale a esa otra mente que discurre, no, sino que es más bien parásita, pues enlentece, o bloquea incluso, nuestro discurso mental.
Resulta curioso que desde la escuela (en general hablo, que ya empiezan a aparecer excepciones), en vez de enseñar al alumno a eliminar esas ideas (la “mente” que diríamos), se le satura de ellas. A eso, además, curiosamente lo llaman algunos “conocimiento”
Es posible que a algunos, o muchos, no lo sé, les parezcan estás pequeñas reflexiones al hilo del paseo poco relevantes, o absurdas y ridículas, quién lo sabe, aunque a mí sí me parecen a considerar si queremos salir de nuestra condición actual de máquinas programadas, mayormente para producir.