"Momento solemne en que el director de Marketing de ETA entrega al ganador del sorteo un vale por un lote de pistolas". El tweet no es mío, es de Galder Reguera, y no es el único que con cierta ironía interpretaba las imágenes. La escenificación no pasaba de un teatrillo en el que unos encapuchados que provocan hilaridad entregan un inventario a dos verificadores que intentan cumplir su papel: aguantarse la risa, mantener la dignidad, y poner en valor (que lo tiene) el acto. Pero el vídeo, si no fuera por las dosis de dolor que han generado, roza lo ridículo.