El primer fin de semana de marzo se celebró en el Palacio Euskalduna el anual Música Música y por primera vez además pude disfrutar de las nuevas instalaciones que a mi entender son luminosas, amplias, es decir, fantásticas. ¡Enhorabuena!
Pero desgraciadamente, también hay una parte negativa: nunca olvidaré la decepción, impotencia y agobio que me causó el primer día que descubrí el nuevo panorama que se divisa desde la barandilla que está enfrente de la entrada principal. Es lo más antiestético que he visto en Bilbao. Una superficie tan extensa que a muchos les parecerá moderna, pero creo personalmente son unas enormes tejavanas de acero y da la sensación de una obra inacabada.
Cómo hubiera cambiado la perspectiva si hubiesen colocado sobre las barandillas a una altura determinada unos cristales especiales, que los hay maravillosos, sin restar luminosidad. O simplemente unas plantas colgantes que tapasen perfectamente el paisaje actual. ¡Qué pena! Ha primado la novedad en detrimento de la belleza, de la armonía.
Mari Nati Atxutegi