El pasado jueves el simple consumo de una barrita energética, cuyo contenido pasó desapercibido a mi hijo Alex, le provocó una grave alergia que dificultó seriamente su respiración. Fueron unos largos minutos que nunca olvidaré y que nos pusieron al borde de la tragedia.
Quiero desde estas líneas agradecer cálidamente la rapidez y el excelente trabajo profesional de los tres miembros de la Cruz Roja que se personaron en mi domicilio, habiendo incluso preparado un helicóptero, en caso de necesidad.
Su atención, así como la del equipo médico del ambulatorio de Gorliz fue, simplemente, excelente. En medio de este convulso tiempo todavía se pueden encontrar razones que nos devuelven la esperanza y reconcilian con la sociedad.
Una última reflexión: Estoy convencido de que ningún médico o personal sanitario podrá dejar de atender jamás a un semejante por el simple hecho de no tener los papeles en regla.