Un día, pintando una marina cerca de Castro Urdiales, un señor que se quedaba más tiempo del que parecía necesario llegó a provocar que se entablara un diálogo entre nosotros en tono abstracto y jocoso, a fin de que el citado señor dejara de dar la lata, pero el espectador en vez de confundirse con nuestras incoherencias e irse aturdido dijo refiriéndose a mi amigo: "Sí señor, haga caso de su hijo que no tiene usted edad para empezar a pintar". Esta frase se quedó como una de nuestras bromas preferidas durante mucho tiempo.
Esto mismo quisiera decirle a la señora Cecilia Giménez, de Borja, pero con todo el cariño del mundo. Señora Cecilia, no tiene usted edad para empezar a pintar, porque si usted tuviera 25 años, la cara más dura que el cemento y un buen marchante y asesor, podría estar en estos momentos en la élite de las artes y forrada de pasta.
Uno que es aficionado a esto de la pintura y se ha recorrido más de medio mundo tras exposiciones, museos, catálogos y libros ha visto cosas realizadas por profesionales de amplios conocimientos y prestigio, tan indecentes o más que lo que usted ha realizado con el Cristo de Borja. Pero eso sí, le llamarían obra de arte o creación y a unos precios que le podrían, a una señora como usted y a cualquiera, solucionar el resto de su vida.
Cecilia, no se preocupe. Hay quien tiene más responsabilidad que usted y esos sí que no tienen perdón pues estaban obligados a custodiar la obra dañada, a no dejar que se deteriorara y diera lugar a esta situación, a protegerla y catalogarla, que además cobran por hacerlo.