El año del centenario, un año de celebración. Una empresa consolidada, una empresa fuerte. Son solo palabras. En el año del centenario, la realidad es otra. Gureola lleva sin producir un mes, con el suministro de energía eléctrica cortado por impago. Los trabajadores haciendo labores de seguridad para que los amigos de lo ajeno no desmantelen la fábrica. Con nóminas pendientes, con un futuro incierto y, sobre todo, sin esperanza.

Esta situación no nos ha caído del cielo, no es consecuencia de un desastre natural, a esta situación nos ha llevado una mala gestión, y esa mala gestión tiene nombre y apellidos. Se veía venir, y llegó. Somos 47 personas que dependemos directamente de esta empresa, 47 familias con un futuro incierto, con la que está cayendo además con la crisis. Pero no somos solo nosotros, también clientes, proveedores, empresas contratadas... A todos, nuestra solidaridad y nuestro compromiso en salir de esta situación. Pero por desgracia no depende de nosotros.

A veces se dice que se ve luz al final del túnel, nosotros solo vemos oscuridad. Queremos trabajar, queremos seguir adelante. Estamos hartos de buenas palabras que se lleva el viento, estamos hartos de cosas que serán y no son, estamos hartos de un futuro que no llega a ser ni presente ni pasado. No queremos palabras, queremos hechos.