Cada vez que acudo a la cita, previamente concertada, para recoger las recetas en mi consultorio, me encuentro con que hay recetas que se repiten, dos y hasta tres veces con la misma fecha y medicamento. Lo mismo ocurre con los medicamentos de mi marido y pienso que ocurrirá sin duda con los de muchos pacientes más con el consiguiente gasto que ello conlleva, y no me refiero solamente al del papel e impresora sino al de los medicamentos que la mayoría de los pacientes retiran de las farmacias sin haber comprobado previamente, como nosotros lo hacemos, si están duplicadas o triplicadas.

Puedo asegurar que muchos de esos pacientes almacenan los medicamentos repetidos que terminan caducando o los regalan a otras personas con el peligro que ello conlleva.

Estoy segura de que controlando todo este despilfarro se ahorraría más dinero de lo que se pretende recaudar con el copago.

Primero nos engañaron con el cuento de los medicamentos genéricos, que ya están ocasionando reacciones adversas, y ahora nos roban impunemente. ¡Viva la dictocracia!