El carbón no es rentable y tiene un coste medioambiental evidente, pero eso no exime al Gobierno de mantener sus promesas cuando hay tantas familias que aún dependen de él. Este es el lamentable resultado de pasar la patata caliente de un gobierno a otro y no haber buscado una alternativa a tiempo. Además, distintos colectivos enfadados se dirigen a Madrid, que va a estar de bote en bote. Los únicos que no marcharán serán los banqueros.