Señor Terry Jones, afortunadamente esta carta llega fuera de plazo, ya que su amenaza de quemar cien libros del Corán no se cumplió, como era de esperar. Ningún consejo por mi parte (¿quién soy yo para hacerlo?), sólo una gran satisfacción, ya que su desequilibrada mente ha sabido reaccionar a tiempo y me alegro mucho de que haya ocurrido así, aunque el mal irremediablemente está hecho y deberemos atenernos a consecuencias posteriores.

Si lo que trataba era buscar la notoriedad, de veras que lo ha logrado. Espero que sus superiores le sitúen en el lugar que le corresponde, es decir, en un centro psiquiátrico, que es el que corresponde a personas como usted, porque los fanatismos jamás nos conducirán a situaciones positivas.