Todavía estoy asimilando lo vivido. Volver de Nueva York con la mirada puesta en el horizonte y el corazón latiendo fuerte no es solo emoción, es también la responsabilidad de haber representado algo mucho más grande que una misma. Haber tenido el honor de llevar la voz de Bermeo, de Euskadi, y de toda nuestra cadena de valor a Naciones Unidas es algo que cuesta poner en palabras. Pero lo voy a intentar, porque esta experiencia merece ser compartida con quienes la han hecho posible y con quienes, día a día, mantienen vivo un modelo que nos define como comunidad y como ejemplo a seguir.

Lo que hemos vivido esta semana no ha sido un viaje institucional o una misión comercial más. Ha sido un hito. Una de esas páginas que se escriben gracias a años de trabajo silencioso y esfuerzo, con convicción colectiva y con el impulso de quienes creen que las cosas se deben hacer bien: con respeto al mar, con compromiso con las personas y con visión de futuro. Porque eso es lo que llevamos a Nueva York. Un modelo que nace en Bermeo y que tiene impacto en todo el mundo. Una manera de hacer que cuida de las especies, del entorno y de quienes trabajan en él. Una forma de ser que aquí llamamos “a la bermeana” (Bermeoko erara), y que en el foro político más importante de las Naciones Unidas sobre sostenibilidad, ha sido reconocida como un ejemplo a seguir.

En el corazón de Manhattan, en la sede principal de la ONU, compartimos la experiencia de Bermeo como motor de desarrollo sostenible. Participamos en una mesa redonda en la que defendimos, con datos, con voz y con emoción, la Declaración Internacional por la Sostenibilidad del Atún. Un compromiso firme con diez principios que reflejan cómo entendemos la pesca: con trazabilidad, equidad, innovación, respeto por el océano y empleo digno. Un modelo construido durante generaciones por quienes salieron a la mar, por quienes transformaron el atún en conserva, por quienes apostaron por la calidad y la sostenibilidad cuando todavía no eran tendencia.

Pero no solo llevamos discurso. También llevamos sabor, cultura y orgullo de lo que somos. En el restaurante vasco Txikito, del bilbaíno Eder Montero, organizamos un encuentro único: maridamos conservas de Bermeo con txakoli, vino y sidra de Euskadi trayendo a New York la Ruta del pescado y del vino que une la Rioja Alavesa con la costa de Euskadi. Esto tampoco fue solo una cata o una cena. Fue una celebración de lo nuestro, una reivindicación de la gastronomía como vehículo para contar historias de sostenibilidad, de territorio y de excelencia. Allí estaban representantes del sector, medios, diplomáticos, cocineros, distribuidores… y todos se llevaron algo más que un buen sabor de boca: se llevaron una historia real de compromiso y de futuro.

Al día siguiente, coorganizamos una mesa redonda sobre economía azul con la Oficina LOCAL2030 de Naciones Unidas y representantes de Hawaíi. Fue otro momento para compartir el valor de lo local cuando se trabaja con ambición global. Porque eso somos también: un territorio pequeño con una proyección enorme, capaz de generar desarrollo no solo aquí, sino en todos los puertos donde nuestras empresas están presentes. Porque cada lata que sale de Bermeo lleva consigo empleo digno, innovación tecnológica, equidad social y sostenibilidad ambiental. Y eso no es marketing. Es realidad. Es política transformadora. Es compromiso.

Este viaje ha sido también una confirmación de que no estamos solas. Que hay alianzas que suman. Que hay caminos compartidos. Quiero agradecer de corazón a UN Etxea, compañeras incansables de este proceso, y a la Oficina LOCAL2030, por confiar en nuestra propuesta y abrirnos las puertas de espacios que durante años parecían inalcanzables para territorios como el nuestro. Y, cómo no, a quienes hacen posible que la asociación Bermeo Tuna World Capital avance con fuerza: al Gobierno Vasco, a la Diputación Foral de Bizkaia, y a nuestros acompañantes en esta misión –AZTI, ZUNIBAL y las conserveras Arroyabe, Alakrana, Bolton, Campos, Cusumano, Serrats y Zallo–. Gracias por estar, por creer, por impulsar. Somos familia y el mundo ha visto como remamos juntos.

Volvemos con el cuerpo cansado pero el alma llena. Con nuevas alianzas, con visibilidad reforzada y con un mensaje claro: que el modelo Bermeo es sólido, justo y replicable. Que nuestras empresas, nuestra ciencia, nuestras instituciones y nuestra gente están preparadas para liderar una transformación global desde lo local. Que cuando decimos “Itxasotik platerrera, Bermiotik mundura”, no es un lema. Es una realidad. Una realidad que emociona, que nos compromete y que nos impulsa a seguir trabajando con humildad y con orgullo.

Porque todo esto, también, es trabajar a la bermeana. Bermeoko Erara!

Directora general de la Asociación Bermeo Tuna World Capital