Las banderas arcoíris reciben brochazos de sepia arcaico. Las arrebatan de las manos de quienes las llevan con orgullo aquellos que se sienten amenazados en su masculinidad o feminidad por tanta libertad ajena. El crecimiento de otros es la amenaza más insoportable para los mediocres, los cobardes, los que se saben derrotados por la razón ajena y necesitan que permanezca sometida. El Día del Orgullo desborda la realidad LGTBIQ+, pero por más letras que le añadamos, nunca llegará a arropar a todos los que viven la incomprensión y la amenaza ajenas. Hay mucho interés en convertirlo en el día del terror.
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