José María Aznar chapotea en el mismo lodo que Trump y Bolsonaro al cuestionar sobre las elecciones que pierde. Ni dice ni deja de decir, pero para deslegitimar a Sánchez no le importa deslegitimar la democracia. Forjado en las esencias del Movimiento, comenzó deslegitimando la Constitución del 78 para abrazarla como modo de tocar poder. Tras ese período de principios y cesión cuando le faltaban votos, se fue mintiendo sobre el 11-M y ha vuelto a acreditar, sin decir, que su pensamiento son pre y postfascistas. Si uno lee en su integridad su trayectoria, es capicúa: ultra-democracia-ultra. Siempre poder.