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Sarrail begitik

Patriot

Cuando Sabino Arana inventó el neologismo Aberri reprodujo la etimología que en muchas lenguas latinas tiene la palabra “patria”. Abe y Herri evocan también la casa del padre como expresión más acabada de la vinculación que nos une al lugar al que asociamos nuestra identidad territorial y cultural.

Lamentablemente, esta y otras emociones humanas de las que nacen procesos muy positivos suelen utilizarse para edulcorar pulsiones tan destructivas como el fanatismo y la intolerancia. Quienes viven en esta longitud de onda se consideran legitimados para mandar, para prescindir y/o eliminar a quienes no les gustan. Por eso hoy, Aberri eguna, pongamos en valor lo que aprendimos combatiendo y superando los delirios de una tertulia de iluminados más próximos al calentón místico de Torquemada que al romanticismo abertzale de Sabino. La historia los juzgará con la misma severidad que al dominico abulense porque los anima el mismo tipo de sociopatía.

Prostituir el patriotismo es más difícil si combinamos la raíz “casa del padre” con el concepto de “territorio hogar” que proclama el término inglés Homeland. Porque añade al atavismo parental sentido comunitario, obligación de construir en común. La suma parece incompatible con quienes convierten la identidad en asonada y se aprestan a imponerla a misilazos.

Este tipo de orates tienen sueños húmedos con ingenios balísticos de marcas tan populares como sugerentes. Afortunadamente, no todo es lo que parece. No es una enfermiza exaltación, sino la tecnología electromagnética que guía estos proyectiles, un radar de seguimiento de matriz en fase para interceptar el objetivo (en inglés Phased Array Tracking Radar Intercept on Target) el origen del acrónimo Patriot.