Cumplir 110 años es una proeza al alcance de muy pocas personas. Ignacia Miranda sopló ayer tal cantidad de velas rodeada de su amplia familia. La historia de esta vecina de Santutxu es la de otras tantas mujeres que sacaron adelante con esfuerzo y dedicación a los suyos con mucho sacrificio. Mujeres que son y serán siempre un ejemplo no solo por su trabajo sino por cómo ven la vida tras portar tanto en sus mochilas. “Yo no me aburro de vivir”, declaraba para DEIA en un magnífico reportaje de nuestra compañera Arantza Rodríguez. Y el resto no nos cansamos de admiraros. Zorionak!