LA cosa termina por donde empezó, por los inmuebles. El vodevil creado con las monjas clarisas de Orduña huidas a Belorado con aviso de abandonar la Iglesia católica y recibidas allí por un falso obispo amenaza ampliarse con un nuevo capítulo: en quien recae la propiedad de los conventos de Derio (que está tasado en 1,6 millones de euros) y el propio de Orduña. La clarisas de Vitoria avisan de que pelearán por los dos inmuebles en los tribunales, mientras sus hasta ahora hermanas se hacen selfis para mostrar lo felices que son seguras de que nadie puede arrebatarles las propiedades. Cojan palomitas.