DICEN que vivimos tiempos de individualismo atroz, de desapego a lo común o comunitario, de insolidaridad, ausencia de compromisos y exaltación de la cultura de lo fácil y del mínimo esfuerzo. Pues resulta que en este marco más de 320.000 vascos y vascas –una de cada seis personas de la CAV– realizan algún tipo de labor social. Son voluntarios y voluntarias, en toda la extensión de la palabra. Personas que dedican parte de su tiempo, además de su trabajo, su casa, su familia... a ayudar a los demás, lo que no deja de ser una manera de fortalecerse interiormente uno mismo.