UN joven de Zumarraga se debate entre la vida y la muerte en un hospital de Bruselas. Treinta personas le golpearon hace unos días con bates de béisbol, palos y barras de metal sin que se sepa, todavía, el porqué. Si es que lo hay, que creo que no. La violencia no es la solución en ninguna de las facetas de la vida. El diálogo y el respeto abre más fronteras que los golpes, que solo dejan un rastro de dolor que nunca se recupera. Primero en el agredido, que a estas horas se debate entre la vida y la muerte, en su entorno y en las familias de los agresores que, seguro, serán finalmente detenidos y acusados. ¿Y todo porqué? Por nada.