EL mitin del PP ayer en Madrid invita a la resignación más que a la melancolía. Son imágenes de hace décadas, con los mismos protagonistas de hace décadas, con mensajes y actitudes de hace décadas. A 48 horas de presentarse a su investidura para ser presidente, Feijóo actúa –como lo viene haciendo prácticamente desde la noche electoral– como el jefe de la oposición. El estilo es deplorable. El fondo, también. El problema es que anticipa el estercolero en el que se va a convertir la legislatura. ¿Para esto vino Feijóo con su aire “moderado” y “renovador”? ¿A quién quiso engañar?