EL ciclista gipuzcoano Ion Izagirre no pudo evitar emocionarse al darle a su hija como regalo de cumpleaños la etapa del Tour lograda ayer. Nuestro gran Pello Bilbao dedicó su victoria del martes a su amigo Gino Mader, fallecido en la Vuelta a Suiza. Dos expresiones de lo mejor de la condición humana que contrastan con las que nos ofrecen, en ocasiones, deportistas que, convertidos en ídolos de masas, solo aportan egocentrismo y excesiva vanidad. Lo lamentable es que estos últimos –la mayoría, del fútbol– son los ejemplos a seguir para millones de personas en el mundo. Hay que trabajar por pedalear en sentido contrario.