AQUÍ estamos con los abuelos convertidos en padres otra vez. Hablo de los actores Al Pacino y Robert de Niro, progenitores a los 83 y 79 años de edad, casi nada. Hijos que nacen condenados a no tener infancia con el referente paterno porque, a menos que tengan un pacto con no se sabe quién, ambos fallecerán antes de que los chavales tengan barba. Y mientras esto pasa con ellos, Ana Obregón vuelve de Miami convertida en abuela con una nieta en brazos engendrada del esperma de su hijo muerto. Y ella ocupa de nuevo cientos de minutos en la prensa rosa, mientras ellos apenas generan un comentario. Machismo incluso en esto.