Día histórico, a pesar de todo
Este jueves se vivía un día histórico en el Congreso, con la aprobación de las leyes trans y del aborto. “Día histórico para los derechos de las mujeres y personas LGTBI en el Congreso”, titulaban en Público. Es verdad que las diferencias -por llamarlas de alguna manera- que han venido escenificando PSOE y Podemos a cuenta de la reforma de la ley del “Sólo sí es sí” han empañado lo que es sin duda una buena noticia. “Las nuevas conquistas no lucieron como deberían por la alargada sombra de la reforma de la ley de libertad sexual”, apuntaban en el medio ya mencionado. Pero es innegable que estamos ante dos grandes avances, para el respeto de los derechos de las mujeres y para el respeto a la diversidad.
¿Quién adoctrina aquí?
No hay como echar un vistazo a las voces discordantes de la ley trans para darse cuenta de dónde debe ubicarse cada uno. Vox ha sacado los pies del tiesto por medio de su diputada María de la Cabeza Ruiz Solás, que afirmaba que “Hay un alarmante aumento de casos de homosexualidad y transexualidad en los últimos años”, a su juicio, por “el adoctrinamiento al que el Gobierno somete a los menores”. Unas más que desafortunadas palabras que después justificaba alegando que lo que quería decir es que “es alarmante que muchos casos de homosexualidad deriven en transexualidad por el adoctrinamiento a los menores por culpa de estas leyes homófobas”. En su cabeza, tal despropósito de justificación debía de ser espectacular.
La picadura de la cobra gay
Escuchando las terribles declaraciones de la diputada de Vox y la incalificable justificación posterior, es inevitable acordarse de aquella canción de Los Alegres MX que, a estas alturas, todos los que estamos en redes habremos escuchado. Su estribillo dice así: “La picadura de la cobra gay, si te pica te vuelves gay”. No hay como combatir ideas del siglo pasado con una dosis de fina ironía, como ha hecho el actor Hugo Silva, que recuperaba la tonadilla en su cuenta de Twitter. Por cierto, ésto también lo predijo El Mundo Today, que hace ya cosa de dos años titulaba así: “Vox recomienda mantenerse alejado de la cobra gay que, si te pica, te vuelves gay”. La realidad, una vez más, supera a la ficción.
Con la Iglesia hemos topado
Si la ley trans enciende a Vox, la del aborto hace lo propio con los sectores más conservadores de la sociedad. El cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española, ha opinado en su perfil de Twitter sobre la reforma de esta ley, que acaba con la necesidad de contar con el consentimiento paterno para las menores de 16 y 17 años y suprime el período de reflexión de tres días. Para Omella, es incongruente que el Gobierno español permita el aborto y “prohíba romper un huevo de águila”. Afortunadamente, estamos en el siglo XXI, aunque el señor Omella siga en plena época medieval.
Falta voluntad
En lo que no se ha mostrado tan directo el cardenal Omella es en lo relativo a la petición del Fiscal General del Estado de que las 70 diócesis españolas informen de aquellos casos de pederastia de los que tengan conocimiento. Tal y como publica Europa Press y recoge Nius, tres meses después de la petición, “Los obispos responden con evasivas a las peticiones de la Fiscalía sobre abusos sexuales”. De las 70 diócesis, sólo 29 han remitido información, y no completa. Sólo cuatro han aportado datos significativos, mientras que otros 25 obispos afirman que “no existen denuncias” o que ya están en las fiscalías competentes. Parecía que algo se movía (para bien) en el seno de la Iglesia. Esperemos que no haya sido un espejismo.