EN la concentración de Las Ramblas donde se rompió el minuto de silencio había un centenar de personas pero la suspendida presidenta del Parlament Laura Borràs no saludó al que gritó sino a todos los demás. Asegura rotunda que no hay vídeos donde esté saludando a esa persona en particular mientras se daba un baño de masas así, en general, con el resto. En lugar de ejercer la autocrítica, ayer terminó por hacerse un nudo algo infantil para acabar diciendo que las “víctimas son sagradas”. Faltó demostrarlo saludando al famoso señor que gritaba para decirle que, de una vez, se callara.