EL PSOE y Podemos siguen bloqueando el desarrollo pleno del Estatuto de Gernika (ley orgánica 3/1979) mientras tratan de imponer medidas que invaden competencias de las comunidades autónomas (no solo de la vasca) en un nuevo (enésimo) intento recentralizador (el ejemplo más reciente: el impuesto a la Banca que se pasa por el arco de triunfo el sistema de Concierto amparado en la Disposición Adicional Primera de la Constitución). Cada vez es más complicado buscar argumentos para poder apoyarles. A todo esto, se suma eso que se llama “el cambio de ciclo” y que comenzó a ser evidente en Andalucía donde las izquierdas sufrieron una derrota humillante. Poco antes, también habían perdido terreno en Madrid y Castilla-León.

El cambio de ciclo

Un pequeño paréntesis: estamos asistiendo a la extinción de Ciudadanos (C’s), aquel invento que pudo ser y no fue (como no pueden ser los sindicatos de egos en general). La mayor parte de los votos de C’s se están yendo (regresando muchos) al PP. Se cierra el paréntesis.

Las organizaciones “a la izquierda” del PSOE han entrado en una especie de conflicto cainita con espectáculos como el de la inscripción de candidaturas en Andalucía y las purgas de yolandistas por parte de las pablistas. Sin olvidar el asunto de Mónica Oltra. Y todo ello mientras que portavoces cualificados de Unidas Podemos, cada vez menos unidas, no dudan en criticar en público decisiones del Gobierno del Sánchez al que, por cierto, pertenecen. Eso sí Podemos plantea una coalición electoral con Yolanda quizá para no seguir los pasos de C’s (eso sí, de morir, matando). De momento, parece que Pablo Iglesias regresa a la Universidad.

La izquierda abertzale está en modo de escisión. Un sector de jóvenes que acusa a sus mayores de no-sé-cuántas cosas y se reclaman comunistas. No es la primera vez que, desde esa izquierda, se escinden comunistas. No hay que olvidar que, allá por 1967, de ETA se escindió un grupo que pasó a llamarse Komunistak y, luego, Euskadiko Mugimendu Kumunista (EMK). Tres o cuatro años más tarde, una nueva escisión de la que surge LKI (trostkista). En ese momento, un sector llamado minos se incorporó al PCE, a la naciente ORT (maoísta)… Mario Onaindia intentó hacer de Euskadiko Ezkerra un partido comunista vasco haciendo leer a sus fieles el “¿Qué hacer?”, de Lenin. Eran los días de la fusión con el PC de Euskadi (EPK) de Roberto Lertxundi. El problema es que lo nuevos comunistas vascos quieren imponer su espacio a palos. Resulta preocupante que sectores de EH Bildu “comprendan” la violencia de los neocomunistas. Si tratan de marginar a una joven en Mutriku o agreden a otro joven en Gasteiz por la condición de ertzainas la culpa es, claro, de la Ertzain-tza (por existir).

A pesar de la condena de la antigua cúpula del PSOE andaluz (con dos ministros de Felipe González condenados, uno irá a prisión), Pedro Sánchez está en estado de euforia. Sobre todo, desde que Biden le abrazó en la cumbre de la OTAN. Dicen, además, que ha sellado un pacto con Yolanda Díaz para concluir la legislatura. No se sabe qué hará Podemos. Pero, ¿los presupuestos? ¿Cómo piensa aprobarlos? Sin cumplir los compromisos en materia de autogobierno (que, básicamente, se trata de llenar de contenido una ley orgánica), pasándose el Gobierno PSOE-Podemos el Concierto/Convenio por el arco del triunfo, es muy difícil para un partido nacionalista respaldar unas cuentas. En este punto, sería interesante saber qué hace EH Bildu ante el bloqueo de la gestión del régimen económico de la Seguridad Social (artículo 18.2.b de la ley orgánica 3/1979). Luego está lo de Patxi López portavoz, utilizando el socorrido comodín de la lucha contra ETA en los 90 para justificar el que los GAL sigan siendo un secreto de Estado.

Mientras asistimos al cambio de ciclo, el nacionalismo vasco de raíz democrática (PNV y Geroa bai) está cohesionado, con buenas perspectivas electorales y ocupado en algunas cuestiones que se intuyen como esenciales. La economía, por ejemplo. Pero, además, tiene que vigilar que se cumplan los compromisos adquiridos por Sánchez y esos tics neocentralistas (con comentarios como los del portavoz López). En este punto, resulta esencial establecer mecanismos de defensa que pasan por consolidar mayorías absolutas en todas las instituciones posibles (Juntas Generales, Ayuntamientos, Mancomunidades, incluso, el Parlamento Vasco cuando llegue el momento). No tumbar el Gobierno de Sánchez no significa aprobar unos presupuestos. Siempre puede prorrogar los vigentes.