La batalla de la memoria va más allá del combate por el relato, aunque van unidos. Últimamente, sobre todo en torno al aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco, se están exacerbando, con la aprobación además de la Ley de Memoria Democrática y la persecución judicial a la que fuera cúpula de ETA. Se alarga a 1983 el periodo para dar amparo a víctimas, también del Estado, lo que rechazan quienes aplauden el encausamiento de los jefes etarras, lo que indigna a quienes impulsan perseguir a los GAL. El no a toda impunidad debería ser el fiel de la balanza.