NO es por jorobar ni por torcer la sonrisilla del populacho, pero cuando el debate no es tal, la nación tampoco y estando el Estado así, que dibuja la línea del encefalograma plano, el peatón debe calibrar las medidas con el tiento de los interrogantes. Que de anuncios van llenas las televisiones. Así que saquen la calculadora y el polígrafo cuando Sánchez anuncia 7.000 millones en impuestos a banca y energéticas en dos años. La calculadora, para sumar y restar: solo las dos energéticas más conocidas por estos lares y los dos principales bancos ganaron el pasado año más de 15.000 millones y el total de las empresas del IBEX obtuvieron en 2021 el mayor beneficio de la historia de las cotizadas, 64.021 millones. Una nimiedad que, por cierto, se mejorará en 2022 según cifras provisionales. El polígrafo, para evitar la demagogia y que la política sea la habilidad de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres con la excusa de proteger a unos de otros; es decir, para preguntar cómo y cuándo van a llegar esos siete mil millones a los ciudadanos, no sea que estos los acaben pagando. Porque no se trata de que el Estado ingrese más, lo que ya hace con la inflación, sino de que esos ingresos palíen las muchas dificultades de unos ciudadanos con más oficios que beneficios. Dicho con palabras de Sir Francis Bacon, lord canciller británico además de filósofo, el dinero es como el estiércol: solo es bueno si se esparce. l